En este artículo se analiza la representación del horror en Madrugada negra de Cristian Rodríguez, ganadora del “Premio Biblioteca Nacional de Novela” en 2007. Este texto, que se aleja de lo testimonial para contar una verdad de un modo no mimético choqueando al lector y acercándolo al sufrimiento, examina los límites de lo humano y puede encuadrarse dentro del tipo de expresión artística abogada por Adorno, aquella que representa lo irrepresentable, poniendo en escena la aporía del escritor post Auschwitz.